Manuel PASTRANA
Tres de las principales ciudades del sur de Inglaterra son Brighton, Portsmouth y Bournemouth. La mayoría del año su clima es lluvioso, gélido y húmedo teniendo en cuenta que están en la costa. Por lo que no son muy recomendables para quienes padezcan artritis o reuma.
Comenzamos por Bournemouth, una ciudad de unos 150.000 habitantes, con una población eminentemente joven, muchos de los cuales son españoles que acuden para aprender inglés o trabajar. Si preguntas a un foráneo, te dirá que es la ciudad de la fiesta, pero nada más lejos de la realidad.
Bournemouth es una extensa pradera donde se concentra un núcleo urbano rodeado de pura belleza. Se trata de miles de hectáreas de zona verde que se extienden hasta una especie de paseo llamado ‘el Pier’, que se adentra en el mar perdiéndose en el horizonte.
Antes de llegar al Pier, se cruza un parque con ardillas donde hay un globo aerostático que sube y baja, y permite tener una vista de 360º. Como visita al extrarradio, se recomienda la Costa Jurásica. Son acantilados con agujeros donde las olas rompen con una fuerza terrible, lo que lo convierte en un sitio muy apto para hacer fotografías. Más cerca, está el pueblo de Poole. Parece uno de los escenarios de ‘The Walking Dead’, por lo lúgubre y oscuro que parece, pero en ese ambiente fantasmagórico reside su encanto.
Es el turno de Portsmouth, que no es tan alegre como Bournemouth, pero también tiene su lado bueno. Al contrario que la anterior, es conocida por ser una ciudad portuaria, donde se gestiona buena parte de las exportaciones de Reino Unido. Tiene algo más de 200.000 habitantes, una cifra que se incrementa en verano con la llegada de visitantes para aprender inglés.
Es posible visitar los que, según los libros de historia, son los buques más importantes jamás construidos: el HMS Warrior 1860, el HMS Victory y el Mary Rose. Un lugar romántico es la torre Spinnaker, localización idónea para hacerse fotos con la pareja gracias a las espectaculares vistas. Respecto a la gastronomía de la ciudad, destacan dos platos: el ‘rosbif’ y el marisco fresco de la zona.
Por último, hablaremos de Brighton, que duplica en extensión a Bournemouth, también está repleta de escuelas de idiomas y presume de una agitada vida nocturna. Un inconveniente pueden ser las piedras de su playa, por lo que andar descalzo solo es recomendable para un faquir.
Lugares para ser visitados en Brighton son el Royal Pavilion, un castillo en mitad de la costa, parecido a un plató de Bollywood y que, según se cuenta, fue cedido a la ciudad por un maharajá. Además, para los amantes de la pintura, en el Royal Pavilion se encuentra el Brighton Museum and Art Gallery, que alberga lienzos de artistas autóctonos y donaciones de otros museos del mundo.
Foto: Bournemouth / Diego Torres