Importancia de la etología, la ciencia que estudia el comportamiento animal

BiggieJuan ZALDÍVAR

Desde hace un par de años, los datos del censo muestran que en España hay más perros que personas menores de 15 años. En ocasiones, estas mascotas necesitan atención profesional y adiestramiento. Y en estos casos la etología juega un papel importante, pues se trata de la ciencia que estudia el comportamiento animal.

La etología es una parte de la biología, y constituye una disciplina arcaica que se mantiene activa desde los albores de la historia de la humanidad. Nos remontamos a los primeros homínidos que decidieron asentarse en lugares fijos para crear sociedades, lo que propició la incorporación de los animales domésticos en estos asentamientos. La etología, pese a ser una ciencia antigua, sigue en boga en la actualidad, ayudando a las mascotas y a sus dueños.

Esta ciencia, que en un principio puede pasar desapercibida para la mayoría de las personas, ha supuesto grandes avances en las “relaciones sociales” que los humanos establecen con los animales y, especialmente, con los perros. Se ha avanzado hasta el punto de conseguir que se adapten a nuestra forma de vida y nos ayuden en tareas cotidianas, si así lo requerimos. Se ha logrado que los perros ayuden a personas invidentes, que acompañen a enfermos de Alzheimer, sirvan de apoyo en la socialización de niños con autismo e incluso que detecten el coronavirus.

La tarea de convertir a las mascotas en perfectos ayudantes corresponde a los etólogos, personas que se dedican al estudio del comportamiento animal. Es el caso de Diego Barberá, etólogo de la localidad de Rota, quien afirma que “todas las razas estás dispuestas al adiestramiento”. Diego afirma que cada perro tiene una función en la sociedad, bien el rastreo, el acompañamiento, el cuidado o la protección. Además, señala la importancia de este adiestramiento, ya que a través de él se establecen vínculos esenciales entre el perro y su dueño.

Tics, ansiedad y miedos
Hay personas que acuden al etólogo en busca de ayuda y consejo, pues quizás no saben comunicarse adecuadamente con sus mascotas. También puede ocurrir que estas tengan problemas sociales derivados de haber estado en un centro de acogida o un alto nivel de estrés que no sabemos solucionar. Algunos de estos problemas son las estereotipias (movimientos o rituales sin finalidad determinada), la ansiedad; los miedos… Mediante una serie de trabajos, los adiestradores pueden hacer que estos perros se adapten mejor y superen sus fobias y problemas. Por ejemplo, a perros que son excesivamente dominantes se les inculca una cultura de “subordinación y de familia», de manera que se sienta como un miembro más y no como el dueño de la manada. En el caso de perros miedosos, el adiestrador realiza un trabajo de socialización y confianza mediante premios y el contacto con otros perros más dominantes.

Diego afirma que para el perro estas sesiones son como un juego, y que los dueños de mascotas deberían aprender a trabajar estas conductas porque aportarían grandes beneficios a las relaciones humano-caninas. Previo a este trabajo, el especialista debe identificar las causas que hacen que el animal se comporte de una determinada forma y mediante consejos a sus amos, cambios en la rutina del perro u otros factores se podrá, con más o menos efectividad, resolver un problema.

 

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