Laura ACEVEDO
Dojo Litho Judo es un club en Bormujos que bajo el lema ‘Judo para todos’ se caracteriza porque una buena parte de sus deportistas son jóvenes con necesidades educativas especiales o con alguna discapacidad.
Gabriel Vera comenzó su carrera como entrenador de judo cuando tenía 17 años, impartiendo sus clases en diferentes colegios y clubes. Durante más de 20 años fue entrenador de la ONCE en la Federación Española de judo, donde sin experiencia entrenando a personas con discapacidad logró formar a deportistas de élite con los que participó en los Juegos Paralímpicos de Londres, Pekín y Río de Janeiro.
Posteriormente, en 2014, Gabriel decidió abrir un dojo inclusivo, que empezó con seis niños y ahora son más de ochenta alumnos divididos en cuatro grupos. “Las clases no son adaptadas, puedo modificar el entrenamiento a nivel de edad, pero no por la capacidad de la persona”, comenta Gabriel.
Cabe explicar que un dojo es un salón de entrenamiento de artes marciales tales como el judo, el taekwondo o el kenjutsu, entre otros. Apuestan por un judo “más que integrador, inclusivo”. En el dojo Litho hacen de esta disciplina un deporte entretenido tanto para fomentar la comunicación como la coordinación de movimientos, el equilibrio, la expresión corporal o la situación espacial.
La normalidad reina en este centro compuesto por futuros deportistas con diferentes capacidades, de espectro autista, chicos con TDAH (Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad) y alumnos con sordoceguera que practican judo con otros compañeros de su edad. Además, el club posee un convenio con el colegio de la ONCE y con el centro Santa Ángela de la Cruz. “Los chicos vienen a hacer deporte, a divertirse y se adaptan con total normalidad a las clases”, explica Gabriel.
Las personas ciegas ganan seguridad
El judo es el deporte de mayor unión colectiva para una persona ciega, pues posee beneficios a nivel de coordinación, sincronización y orientación consiguiendo que ganen seguridad. “El judo tiene técnicas que hacen perder el miedo a caer, algo muy importante para personas sordociegas”, señala Gabriel. Quién añade que “los chicos a través de la imitación son capaces de aprender mucho más rápido”.
En el caso de los jóvenes con espectro autista y TDAH esta disciplina consigue mejorar su conducta físicamente, pues “aporta habilidades motrices, ciclomotricidad básica y la sociabilización, que es lo más importante para ellos”, añade el entrenador antes de una de sus clases.
Gabriel consigue que en su club los alumnos participen en competiciones lúdico deportivas, federadas e incluso paralímpicas. La propia escuela organiza el Torneo Lithojudo en el que asisten niños de toda Sevilla con y sin discapacidad. Por otro lado, el dojo lo componen alumnos federados en categorías infantil, cadete y junior. Además, tienen alumnos afiliados a la ONCE en la Federación Andaluza de Deportes para Ciegos . “Tengo un alumno que está en Japón preparándose para poder clasificarse para los Juegos Paralímpicos”, señala Gabriel, quien con cariño y dedicación hace de su club el lugar donde sus alumnos adoran estar.