Texto y fotografía: Ana MONTIEL
La inactividad física ha aumentado considerablemente en muchos países, influyendo en el desarrollo de enfermedades no infecciosas y en la salud mental de la población.
La Organización Mundial de la Salud confirma que la humanidad debe hacer frente al incremento del sedentarismo y la falta de ejercicio como consecuencia de la disminución del uso de la fuerza física en las actividades laborales, los nuevos medios de transporte, el consumo de alimentos altos en calorías, el uso de las nuevas tecnologías y la calidad de vida psicológica de las personas. De hecho, el 60% de la población mundial no realiza la actividad física necesaria para obtener beneficios para la salud.
La pandemia mundial generada por la Covid-19 no solo ha tenido efectos físicos, también psicológicos. Psicólogos y psiquiatras coinciden en que el número de consultas ha incrementado a raíz del confinamiento. La psicóloga Elsa Gundín, en una entrevista para La Voz de Galicia, indica que en “el ámbito de la salud mental, tanto infantil como adulta, a mediados de enero suele aumentar la demanda de atención psicológica y psiquiátrica, pero este 2021 las solicitudes han sido mucho mayor”. Y añade que la citas relacionadas con síntomas de ansiedad y depresión han ido aumentando progresivamente hasta llenar las agendas de las consultas públicas y privadas.
El deporte mantiene una estrecha relación con los beneficios físicos, psicológicos y sociales. A nivel psicológico, permite controlar el estrés, la adopción de hábitos protectores de la salud, la mejora del autoconcepto y la autoestima, disminuye el riesgo de enfermar, genera efectos tranquilizantes y antidepresivos, produce un aumento en la sensación de bienestar, previene el insomnio, regula los ciclos del sueño y mejora el proceso de socialización.
María Dolores Rodríguez Apresa, médico de familia, asegura que la práctica de deporte o de un ejercicio físico regular conlleva muchos beneficios, sobre todo para la prevención de enfermedades cardiovasculares: “El corazón, por ejemplo, aumenta el volumen sistólico, es decir, la cantidad de sangre expulsada en cada contracción, disminuye la frecuencia cardiaca y mejora la cantidad de sangre que llega al músculo cardíaco”.
Asimismo, resalta que también “disminuye la resistencia a la acción de la insulina, y por tanto, disminuye el riesgo de desarrollar una diabetes. Además, previene el desarrollo de hipertensión arterial y ayuda a que los hipertensos controlen mejor sus cifras tensionales”.
Por todo lo anterior, la práctica deportiva refleja grandes diferencias entre las personas sedentarias y las no sedentarias. Así lo confirma Adrián Rincón Rojas, graduado en Educación Primaria, con mención en Educación Física, y en Ciencias de la Actividad Física del Deporte: “Diferentes estudios despejan la hipótesis de ‘la ventana abierta’, y es que el cuerpo humano es sabio y tiende siempre al equilibrio”. Para Rincón, los beneficios son de un valor excepcional, pues está comprobado que “la actividad vigorosa intensa regular repercute fortaleciendo nuestro sistema inmunológico y reduciendo el riesgo de contraer enfermedades no transmisibles, virales y bacterianas, frente a la inmunodepresión a la que se somete el cuerpo sedentario”.
Incluso en los niños con trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) se ha llegado a evidenciar la importancia de la actividad física. En este sentido, la psicóloga especializada en Neuropsicología Elvira Domínguez Vázquez explica que cada vez hay más estudios que demuestran que “el niño necesita moverse como fórmula de autorregulación cerebral, y esto favorece el aprendizaje”. La psicóloga aconseja la actividad en los niños incluso cuando están estudiando, moviéndose por su habitación o jugando con una pelota.
La salud mental en el deporte profesional
La gimnasta olímpica Simone Biles dejó una gran huella en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. La estadounidense abandonó la competición durante la final por equipos, y a su vez, la individual, al sufrir una crisis de salud mental. En la ronda de preeliminación ya aseguraba que sentía “el peso del mundo sobre sus hombros”. Simone no ganó las medallas esperadas, pero consiguió el oro en superación, mostrando al mundo la importancia del buen estado mental en el deporte.
En cuanto a la significativa relación entre el deporte y la salud mental, la doctora Domínguez señala que “evidentemente, si la persona no está bien psicológicamente, se verá afectado su rendimiento físico”. En ocasiones, al estado mental no se le da la importancia que requiere. Sin embargo, para tener una buena calidad de vida es necesario acudir a un profesional para que nos ayude a gestionar y sanar nuestras emociones y comportamientos.