Ana MONTIEL
El metaverso es el universo virtual del presente y del futuro, una realidad paralela en Internet que las empresas ya proponen a sus clientes y usuarios.
Nos traslada de lleno a la Red y es aplicable a casi cualquier campo: la cultura, la moda, los videojuegos, las relaciones sociales o la educación.
Este metauniverso se relaciona, a su vez, con otros conceptos y productos digitales, como es el caso de los NFT (Non-Fungible Token), que puede traducirse como ficha no fungible. El diccionario Collins, en 2021, la consideró la palabra del año y la define como “certificado digital único, registrado en una cadena de bloques, que se utiliza para registrar la propiedad de un archivo como una obra de arte o un objeto de colección”. Hace referencia a cualquier imagen, gráfico, video, música u otro contenido único en el mundo y de carácter digital sobre el que alguien tiene posesión.
Sus inicios se remontan a 2017, cuando los canadienses John Watkinson y Matt Hall lo lanzaron en la red de Ethereum inspirándose en el movimiento ciberpunk, un subgénero de la ciencia ficción que ofrece visiones ficticias, donde la tecnología avanzada se relaciona con una vida en la que predominan la escasez y la falta de comodidades. El exitoso resultado se produjo a los pocos días.
El mercado de los NFTs emerge a finales de 2020 e inicios de 2021. Entre los casos más populares y mediáticos figura la compra del primer tuit del fundador de Twitter, Jack Dorsey, por un valor de casi tres millones de dólares. También, el famoso Nyan Cat en versión GIF, que se vendió por 600.000 dólares; el collage digital del artista Beeple, que alcanzó en subasta el precio de 69 millones de dólares; o la venta como NFT de una imagen del grupo Daft Punk por 15.ooo dólares.
En 1992 el escritor Neal Stephenson creó
el término metaverso. Ahora se suman
nuevos fenómemos como los NFT
Como indica el portal FashionUnited, “en los metaversos, los jugadores pueden crear avatares personales, comprar, asistir a desfiles de moda, conocerse e incluso comprar terrenos e inmuebles. Las posibilidades son infinitas”. Las marcas de moda se suman a este campo tecnológico. Venden sus productos en el mundo real y en sus plataformas de comercio electrónico, y también participan en el negocio de los NFTs.
La firma italiana Gucci ya se ha estrenado creando un NFT que representa el universo metafórico de un caballo a galope. También Balenciaga, que presentó su colección Otoño/Invierno 2021 a través de un videojuego; y Gianni, que lo hizo en Animal Crossing.
En España, la marca Laagam se une a esta tendencia, pues asegura que la propiedad intelectual será de los creadores y participantes, y no de plataformas como Facebook o Google. “Creemos que son la herramienta sobre la que se asentará el futuro digital. Es el siguiente paso hacia donde se está dirigiendo Internet”, declara Judith Hernández, editora de Laagam, para justificar su inmersión en este mundo. Además, hace referencia a que las mujeres tienen las mismas oportunidades que los hombres, lo que significa que “algo que se construye ahora mismo en tiempo real desde cero, puede ser moldeado por las mujeres en igualdad de condiciones”.
“Queríamos que nuestras clientas recordaran que fuimos la marca que les dio a conocer este nuevo mundo”, y asegura que la experiencia ha sido un éxito. Se adquirieron más de 200 NFTs en menos de veinticuatro horas, al mismo tiempo que daban a conocer la firma.
El confinamiento ha demostrado que el metaverso es una realidad cercana. Se ha visto a través de los eventos en streaming, los filtros de Instagram, los videojuegos o el teletrabajo. La moda se caracteriza por actuar como catalizadora de los cambios sociales y este metauniverso está en auge y ha venido para quedarse. Así pues, como apunta Judith, al igual que se coleccionan los bolsos Birkins de Hermès, “no es de locos pensar que dentro de muy poco vamos a coleccionar NFT con la certeza de que se revalorizarán en un futuro”.
En el deporte, citamos el caso del Barça, que ha creado su propia colección de NFTs con videos y fotos con más de 120 años de antigüedad. Esto permite a los aficionados ser propietarios de momentos históricos de su Club.