Copenhague ➪ una estampa de cuento de hadas

  • El sonido de las bicicletas y los coloridos edificios se mezclan en una experiencia sensitiva única
Copenhague, una estampa de cuento de hadas

Estatua de La Sirenita. Foto: Ivan Dražić

David MARTÍNEZ GUIJARRO

Copenhague, capital de Dinamarca, es una ciudad con historia, cultura y una importante oferta gastronómica. El restaurante Noma es prueba de ello, ya que durante años fue considerado el mejor del mundo por la guía Michelin.

Conocida por su icónico puerto, su diseño arquitectónico y sus raíces escandinavas, ha recibido multitud de reconocimientos a nivel mundial, que destacan la calidad de vida de sus 600.000 habitantes y su compromiso con el cuidado del medio ambiente

El centro de la ciudad está presidido por la emblemática Torre Redonda. Rundetaarn es un símbolo de la localidad y una atracción turística muy popular. Construida en el siglo XVII por orden del rey Christian IV, la torre alberga el observatorio astronómico más antiguo de Europa. Además, cuenta con un mirador que ofrece unas vistas privilegiadas del núcleo urbano por 3,4 euros por persona. 

A diez minutos a pie se encuentra la plaza de Radhuspladsen. Se trata de un lugar muy concurrido en el que se puede disfrutar de varios monumentos como el Ayuntamiento de Copenhague, inaugurado en 1905 e inspirado en el de Siena; la Estatua de Hans Christian Andersen, famoso escritor danés conocido por sus cuentos infantiles como ‘La Sirenita’ y ‘El Patito Feo’; el Palace Hotel, construido con ladrillo rojo sobre un pedestal de piedra arenisca; y la La Fuente del Dragón, esculpida en bronce a comienzos del siglo XX para representar una escena de la mitología escandinava.

Junto a la plaza, se sitúa el parque de atracciones Tivoli, un lugar de entretenimiento para todas las edades. Fue inaugurado a mediados del siglo XIX, lo que le otorga el privilegio de ser uno de los parques de atracciones más antiguos del mundo. A su vez, ofrece una gran variedad de montañas rusas, tiovivos y paseos en barco, entre otras. Del mismo modo, cuenta con una amplia selección de restaurantes y cafeterías. Particularmente, el éxito de este espacio reside en la forma en la que combina lo antiguo y lo actual, manteniendo en gran medida su aspecto inicial caracterizado por los más de mil árboles que conforman sus jardines.

Por otro lado, el Palacio de Amalienborg es la residencia oficial de la realeza danesa. Este edificio destaca por su majestuosidad arquitectónica y por la presencia de la Guardia Real custodiando la entrada del palacio. En el interior se puede visitar un museo, donde se encuentra la colección de arte y los objetos históricos que pertenecen a la familia real.

Un paseo marítimo de postal
El Canal de Nyhavn es uno de los lugares más simbólicos de Copenhague. Este paseo marítimo es el telón de fondo de muchas fotos y postales de la ciudad. En efecto, los edificios de colores y las pintorescas embarcaciones crean una imagen vibrante y colorida. Por este motivo, es un punto muy apreciado por los turistas debido a que se puede pasear tranquilamente y disfrutar de la animada atmósfera. Cabe destacar que es muy recomendable visitar esta zona bastante antes de que anochezca. De esta forma, se puede apreciar la transición desde los colores naturales al ambiente romántico de la iluminación nocturna.

Copenhague, una estampa de cuento de hadas

Puesta de sol en el Canal de Nyhavn. Foto: Vijay Vashistha

Después de una caminata por Nyhavn, se halla la Estatua de la Sirenita. Inspirada en el cuento de hadas de Hans Christian Andersen, es de bronce y mide poco más de un metro. Asimismo, la multitud de turistas que se agolpan alrededor de la estatua demuestran la popularidad y el encanto de la figura, irguiéndose como el emblema de Copenhague.

Para finalizar el día, es recomendable probar la particular gastronomía danesa. Entre los platos más destacados se encuentra el smorrebrod, un sándwich abierto con una base de pan de centeno y una variedad de ingredientes como salmón ahumado, huevo, queso y encurtidos. Otro plato tradicional es el fiskefrikadeller, unas albóndigas de pescado elaboradas con salmón, bacalao y otras variedades de pescado fresco. De la misma forma, es oportuno beber unos sorbos de aquavit, un licor de hierbas que se suele tomar como digestivo después de las comidas. Por último, el precio de un menú ronda los 10 euros, mientras que una comida a la carta en un restaurante puede costar 30 euros por persona.

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