- «Soy innegablemente mariano y tanto mi primer como mi último pensamiento del día van dirigidos a la Virgen»
José FERNÁNDEZ PÉREZ / Fotografía: Jesús Barco
El periodista sevillano Mario Niebla del Toro fue elegido el pasado mes de octubre nuevo hermano mayor de la Hermandad del Rocío de la Macarena.
Con este cargo, este licenciado en Ciencias de la Información por CEADE/Universidad de Gales y fundador de la revista Escaparate, estrena una nueva etapa de su vida, que resume de la siguiente manera: «postularme para hermano mayor es el resultado de muchos años, un sueño que se ha hecho realidad».
Son ya muchos años en la Hermandad del Rocío. ¿Qué le ha aportado esta pertenencia en lo personal y profesional?
Para mí, la Hermandad del Rocío de la Macarena ha sido una escuela de vida, donde he aprendido a querer a la Virgen y el sentido de la responsabilidad. Desde que soy un niño he participado en la hermandad en distintos colectivos y siempre he trabajado para hacerla crecer en la medida de lo posible.
¿Qué le motivó a postularse para el cargo de Hermano Mayor?
Postularme para hermano mayor ha sido el resultado de años porque para mí era un sueño, un sueño hecho realidad. Siempre he tenido una visión crítica de la hermandad, en cuanto a ser consciente de todo lo que tenemos, lo que somos y lo que significamos y, también, todo lo que tenemos que mejorar. La mejor forma de aportar mi granito de arena es, desde luego, asumiendo la responsabilidad, participando de las juntas de gobierno, incluso durante los años que he trabajado para la hermandad sin galón.
¿Qué funciones y responsabilidades implica este cargo?
El hermano mayor es diputado de todas las diputaciones porque es un gran conseguidor para la hermandad. Ha de ser un relaciones públicas pero, a la vez, debe ser un gran comunicador, un financiero y trabajar en las obras asistenciales. En definitiva, ser la imagen de la hermandad en la calle. El hermano mayor deja a un lado su faceta más personal para convertirse en una bandera de la hermandad, debido al peso y la responsabilidad que implica el cargo. Por ello, mide mucho lo que hace, lo que dice, dónde esta, dónde no está y es más selectivo y más responsable en todos sus actos.
¿Con qué visión afronta su mandato y qué objetivos le gustaría lograr a lo largo de los próximos cuatro años?
Mi objetivo es hacer hermandad en una institución que ha crecido exponencialmente durante los 37 años de vida que tiene desde que nacimos como asociación, y que ahora cuenta con un patrimonio importante. Quizás sin intención hemos descuidado la parte más valiosa, que es el trato con los hermanos. Por ello, nuestro principal patrimonio, que es el hermano en sí, va a estar presente en todas las decisiones. Obviamente, también tenemos en mente completar el tesoro de la hermandad con una casa en el casco antiguo de Sevilla, una carreta imponente, un simpecado sinigual y lo que le falta: la casa del Rocío.
Como periodista y comunicador, ¿qué puede aportar a este cargo?
Sería un drama que un hermano mayor periodista no supiera comunicar, y lo soy por formación profesional y por actitud propia. Siempre he sido muy hablador, hablo con los desconocidos y nunca he tenido problemas de timidez. Y soy crítico. Por ejemplo, en el caso de los carteles, siempre digo que si hay que explicarlo es que es un cartel erróneo. Creo que una hermandad debe tener, más aun en los tiempos que corren, una comunicación constante, inmediata y eficaz con todos los hermanos. Esto es importante para nuestra proyección exterior.
«El hermano mayor actúa como un relaciones
públicas, un financiero y un conseguidor
para la hermandad a la que representa»
La imagen pública del camino del Rocío tiene sus luces y sombras, ¿cómo es su experiencia particular?
Para mí, el Rocío es una escuela de vida. El Rocío que conocí siendo un niño y el camino que hice de adolescente me sirve para el año entero. El camino del Rocío es tiempo de reflexión, de meditación, de diversión, también, porque una cosa no está reñida con la otra. Es tiempo de convivir con personas que no son de tu entorno habitual, con el crecimiento que eso conlleva. Además, son nueve días donde practicas la empatía, porque te pones en el papel del de enfrente y convives con personas de distintos ámbitos, de distintas clases sociales, y eso te hace crecer. Todo eso, unido a la devoción absoluta a la Virgen, que es el principio y el fin de la romería. La Virgen es un bastón fundamental en mis momentos de flaqueza, una inyección de energía cuando necesitaba pelear por mis sueños hasta lograrlos. Es fundamental en mi vida, hasta el punto de que mi primer y último pensamiento del día van dirigidos a Ella.
¿Cómo ha influido Sevilla, su cultura y su idiosincrasia, en su vida y en sus valores?
No me podría explicar a mí mismo sin Sevilla porque Sevilla no es una ciudad, es una filosofía de vida. Es una forma de entender la vida, de amar, de saber asumir cada momento del año con sus pros y sus contras. Es una forma de afrontar los problemas importantes y menos importantes. Aquí, una persona es feliz con un euro y medio para una cerveza, porque en Sevilla es barato ser feliz. Cuenta con un patrimonio incalculable al alcance de cualquiera, en plena calle y en cualquier época del año. Además, es una ciudad con diez meses de sol al año, que se puede caminar. Sevilla es para andarla, disfrutarla y enamorarse.
Sevilla tira mucho, pero ¿alguna vez se ha planteado mudarse a una ciudad más grande?
No me lo puedo plantear en mi sano juicio. Desde que terminé la carrera he escuchado la pregunta: ¿cuándo vas a dar el salto a Madrid?, y siempre digo que el salto es vivir en Sevilla, es lo máximo. Sevilla es una forma de entender la vida porque tiene una calidad asombrosa. Después, uno puede llegar a ser o no profeta en su tierra. Elegir Sevilla ha tenido un precio, pero mirándolo con perspectiva, creo que ha merecido la pena pagarlo.