La obra está representada por la compañía de Teatro Clásico de Sevilla en horario de 20 a 22 horas
I.M / La CRÓNICA
Con motivo de la festividad del Día de los Difuntos, el Don Juan Tenorio, escrito por José Zorrilla, regresa a los escenarios. En concreto, a un espacio muy peculiar, la iglesia de San Luis de los Franceses, en pleno centro de Sevilla, que acogerá nueve funciones de esta obra de teatro, representada gracias a la contribución de la Diputación, que la ha recuperado para su programación cultural.
Bajo la dirección de Juan Motilla e interpretada por el elenco de actores y actrices de la compañía de Teatro Clásico de Sevilla, se trata de una adaptación contemporánea de la obra que, sin embargo, bebe de sus raíces. Con el cartel de “no hay billetes”, las representaciones, de 120 minutos de duración, tendrán lugar los días 30 y 31 de octubre y 1, 7, 8, 14, 15, 21 y 22 de noviembre, de 20:00 a 22:00 horas.

Respecto a la trama, la acción se sitúa en la Sevilla de 1545, de Carnavales al Día de los Difuntos. El amor, la muerte, la amoralidad y la búsqueda de la redención son algunos de los temas que traspasan la historia que ha dejado una huella profunda en la literatura universal. La obra de Zorrilla se centra en la redención de Don Juan, mostrando su lucha interna y su eventual arrepentimiento. Un drama romántico que ha influido en muchas adaptaciones y obras posteriores, convirtiéndose en un icono de la literatura española.
Este año será un Don Juan Tenorio especial, pues según detalla Juan Motilla, su director, la compañía se fundó hace 20 años, precisamente con esta obra y en la iglesia de San Luis, con lo cual a la satisfacción de realizar estas representaciones se suma la celebración de este aniversario.
Una joya barroca
La iglesia de San Luis de los Franceses es una joya del Barroco sevillano, inspirada en los modelos romanos. Situada en el centro de la ciudad, en la calle San Luis, fue diseñada por el arquitecto Leonardo de Figueroa y construida entre 1699 y 1730 por encargo de la Compañía de Jesús. Actualmente, es propiedad de la Diputación de Sevilla desde el siglo XIX tras un proceso de desamortización. Está desacralizada y se han reconvertido en un espacio cultural.
