Las nuevas generaciones mantienen vivo el heavy metal

Kathew, banda de groove metal

Kathew, banda de groove metal de Algeciras

Rafa GONZALEZ DE LARA

Si comparamos con nuestros vecinos europeos, España nunca ha sido un país muy ‘metalero’, pero su escena heavy se ha mantenido firme contra viento y marea. ¿Cómo es posible? Empecemos por el principio.

En España, al igual que en el resto del mundo, el rock vino antes que el metal. Grupos como Lone Star o Storm, a principios de los 70s, marcarían la tendencia que amplificarían luego a partir del 1978 Leño, Ñu, Coz, Barón Rojo, Los Suaves u Obús. Era un hard rock en español con tintes de la incipiente New Wave of British Heavy Metal y una idiosincrasia barriera. A mediados de los 80s entró influencia del glam metal y aparecieron nuevos grupos, como Ángeles del Infierno, Banzai, Santa, Muro o Sangre Azul. 

A pesar de que estas bandas tuvieron cierta popularidad en los 80s, según el documental Metalstasis, la música contracultural que por aquel entonces caló más en el mainstream fue la de la Movida madrileña. La música metal se fue diluyendo en grupos menos heavies, como Extremoduro o Héroes del Silencio. España escasamente participó en la eclosión de los subgéneros más extremos a partir de mediados de los 80s. Ni el thrash (subgénero de los archiconocidos Metallica) pasó aquí de la escena underground. 

En relación a todo esto, Juanpa, de la banda vallisoletana de thrash Burners y el proyecto solista war metal False Faith, señala que España siempre ha estado a la cola del metal mainstream con respecto a sus vecinos europeos. “No obstante, en el underground hay ciertas bandas nacionales que han acabado teniendo una gran reputación y popularidad”, añade el músico. Ese es el caso de los pioneros Fuck Off en el thrash y de Necrophiliac, Unbounded Terror y Avulsed en el death

Posteriormente, desde los comienzos de los 90s hasta finales de la década, el metal fue decayendo a nivel mundial, mientras que el grunge, el rap y la electrónica se popularizaron. Luego, sin embargo, el nu metal apareció en Estados Unidos, y en España cogieron cierta fama Avalanch y Mago de Oz. Más tarde, Saurom y Warcry. Eran los tiempos en los que internet empezó a entrar de verdad en la vida de todos, y subculturas marginales como la metalera lograron comunicarse y asentarse a través de la red. Poco después se formó Angelus Apatrida, y se fue dejando atrás la tradición de cantar en español y se internacionalizó más la escena.

Los rockeros piensan en positivo
Fran, del proyecto solista valenciano de death metal Dangerous Mutation, es optimista con respecto a la internacionalización de la escena: “Quizás cueste un poco asomar la cabeza, pero hay bastantes grupos que al final hacen tours desde USA a Japón, como Crisix por ejemplo”. Chesky, de la banda algecireña de groove metal Kathew, añade que la escena va cogiendo poco a poco más relevancia, sobre todo en Andalucía: “Ahora las promotoras apuestan por traer bandas internacionales a Sevilla o Málaga, lo cual es muy bueno para nuestra comunidad”.

Cuando se le pregunta a estos tres artistas por sus aspiraciones todos son positivos, pero realistas. Juanpa espera que «con lo que voy lanzando pueda acabar en una buena posición en la escena en España y acabar bajo un sello discográfico o poder tocar algún concierto”. Fran comparte con él ese último deseo de tocar en vivo: “Sentir esa energía compartiendo el mismo gusto por la música” anhela. Por último, Chesky termina con esta reflexión: “Simplemente quiero disfrutar, no parar de crear y conocer a muchísima gente de este mundillo que merece la pena. Si cubro mis gastos al hacerlo, para mí es más que suficiente”.

 

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