- Entrevista a Plácido Díaz, sacerdote de la Parroquia de Santiago en Utrera
Alejandro RUIZ de ALBA
Plácido Díaz Vázquez es un sacerdote joven, que aún no ha cumplido los 30 años. Actualmente, trabaja en la parroquia de Santiago y en el convento de las Carmelitas en la localidad sevillana de Utrera.
Estudió Mariología en Roma, donde conoció al Papa Francisco. En esta entrevista charlamos con él para hablar sobre la fe, el papel de la Iglesia en el momento presente y otros temas de actualidad como el uso de las redes sociales.
Cuando era pequeño, Plácido sintió la llamada del Señor y desvela que hay un momento decisivo para decidir si se quiere ser sacerdote. Para llegar a serlo, Plácido estudió en un seminario, donde realizó un proceso formativo dividido en cinco dimensiones: la humana, la espiritual, la intelectual, la pastoral y la comunitaria. Durante este proceso, inició un camino de discernimiento, para descubrir si la llamada de Dios era real o no.
Respecto a su día a día, indica que es “muy intenso”. Al levantarse cada mañana comienza rezando la oración de Laudes. Posteriormente, tiene un momento personal de oración, y al terminar dedica la mañana a sus estudios, si no tiene alguna labor en la parroquia. Por la tarde, tiene una oración de víspera y se ocupa de las actividades de la parroquia, donde se celebran cursos de formación para las catequistas. Además, atiende a los grupos de Cáritas y a las personas que acuden para confesarse.
También, figura su trabajo en el despacho parroquial, donde recibe a quienes quieren casarse o bautizar a sus hijos. El día finaliza con el último rezo, que son las Completas. Entre estas tareas, también hay tiempo para situaciones divertidas. Así, cuenta que una de las mejores anécdotas que le han sucedido fue cuando en una misa un bebé de tres años subió los escalones del interior del templo, llegó hasta donde él estaba situado en el altar y se sentó a su lado durante todo el oficio.
Sobre el papel que desempeña un sacerdote en el siglo XIX, opina que es el mismo de siempre, “podrán cambiar los tiempos y las formas, incluso la mentalidad de la gente, pero nuestra misión es siempre la misma: evangelizar para acercar a la gente con Dios”. Añade que, actualmente, vivimos en una “sociedad hipócrita y el sacerdote tiene que estar para explicarle a las personas que la vida es más que aparentar, más que el poder, el tener o el placer”. “Ser luz en medio de la oscuridad”, resume Plácido.
Su jornada es intensa, empieza temprano
con la oración de Laudes, atiende las actividades
de la parroquia y termina con un último rezo
Cuando se le pregunta cómo anda el mundo de fe, Plácido, prudente, contesta que “la fe es algo muy personal. Hoy en día, las personas creen más en aquello que ven y tocan. La gente necesita agarrarse a algo, pero no han descubierto esa fe o a ese Dios”.
Y en medio de un mundo tan revuelto, política, social y económicamente hablando, Plácido aconseja que para cambiar el mundo, primero tenemos en cambiar nosotros mismos en nuestra cotidianidad.
Como parte de una sociedad que se transforma de manera rápida y permanente, para Placido, el revulsivo que necesita la Iglesia para adaptarse a las nuevas generaciones es alegría, ilusión y ganas de la juventud para manifestar el mensaje de Jesús, pero de una manera distinta. Y reivindica una juventud “sana y creyente, fieles a sí mismo”, que no preste tanta atención a las apariencias, que no se dejen llevar por la modas y que experimente la espiritualidad.
En cualquier caso, reconoce que existe gente joven “muy buena, y otros que andan más perdidos porque aún no saben cuál es su papel en el mundo”. Piensa que muchos de los problemas proceden de las redes sociales porque condicionan e influyen demasiado, y algunos jóvenes “renuncian a ser ellos mismos para gustar y que los acepten en determinados grupos”.
Redes sociales con misión evangelizadora
A pesar de esta percepción sobre las redes, Plácido tiene perfil en Instagram, Facebook y Twitter “para mantenerse activo, informado y publicar reflexiones, frases espirituales y vídeos”. Además, también conoce otras redes, pero considera que con estar en las tres anteriores es suficiente porque tener más perfiles le restaría un tiempo que debe dedicar a sus feligreses.
Percibe que las tecnologías son útiles para la Iglesia, como herramientas para transmitir el mensaje de Cristo de una manera rápida y sencilla. Y también para que aquellos jóvenes que necesiten ayuda se puedan conectar y hablar con naturalidad con un sacerdote a través de los canales que controlan.
Respecto a su formación, cabe destacar que Plácido estudió la especialidad de Mariología en Roma. Nos la define como la rama de la Teología que estudia a la Virgen María, acercándose a su figura desde la historia, la doctrina de la Iglesia, los documentos antiguos y su visión desde otras religiones. En la actualidad, prepara un doctorado sobre esta materia.
Ha viajado a Roma y en varias ocasiones ha coincidido con el Papa Francisco, incluso ha tenido la oportunidad de dialogar con él. “La primera vez, cuando lo conocí, me preguntó de dónde era, le dije que de Sevilla y el Papa me respondió que de donde son las castañuelas por el humor y la simpatía”, cuenta Plácido.
En otro encuentro, el sacerdote aprovechó para regalarle una pulsera y hablarle sobre la Fundación Rebeca de la Hermandad del Rocío de Triana. Esta institución trabaja con aquellas personas con Síndrome de Down que una vez que llegan a una edad más adulta, se ven desamparadas y no tienen quien las cuiden.