- Entrevista a Ángel Expósito, director del programa La Linterna en la cadena COPE
Ana MONTIEL
Según el Estudio General de Medios, en torno a un millón de personas escuchan cada tarde al periodista Ángel Expósito en su programa La Linterna, de la COPE, del que es director.
Acumula una larga trayectoria en la industria periodística, desde que comenzó como becario en la agencia Europa Press mientras estudiaba la carrera de Periodismo. Cuenta que uno de sus momentos memorables fue el día que le llamaron, siendo director de Europa Press, para ofrecerle ser el director del diario ABC.
Pregunta. ¿Cómo ve el panorama periodístico actual?
Respuesta. Los periodistas no somos marcianos. Somos, en lo editorial y en lo profesional, un reflejo del conjunto de la sociedad. Por tanto, en una sociedad en crisis económica y polarizada en lo político, el periodismo está especialmente crispado. Algunos intentamos ponerle otro tono, tanto en nuestro oficio como en nuestro trabajo, pero el periodismo es un reflejo de la sociedad. Si la sociedad está crispada, tensa o en crisis, el periodismo y las empresas también lo están.
P. Ha trabajado en los cuatro medios (prensa, radio, televisión e Internet), ¿con cuál se queda y por qué?
R. Me quedo con el que estoy ahora mismo, la radio. He trabajado en agencias, en periódicos, en televisión, tengo un videoblog, he hecho y hago radio… Y sin duda, en el soporte que más me gusta hacer periodismo es en la radio.
P. ¿Alguna anécdota que siempre recuerde de su trayectoria?
R. Muchas. El día que me llamaron siendo director de Europa Press para ficharme como director de ABC, por ejemplo. Son días en los que te quedas bastante sorprendido. También, los viajes, como a Mosul en la guerra de Irak o al Puente Simón Bolívar, viviendo muy de cerca el drama de la inmigración en Venezuela o algún viaje a África. Afganistán también me marcó mucho.
P. ¿Y algún momento en que haya dicho: “Tierra, trágame”?
R. Cuando metes la pata y tienes que sacarla. Recuerdo que trabajando en Europa Press, hubo algún que otro error muy gordo, que luego tuvo que rectificarse. Siendo director de esta agencia, también recuerdo alguna portada equivocada, que no era cierta y que tuvimos que corregir, porque la propia fuente se había equivocado. Luego están los directos en la radio, que te dan un montón de anécdotas. Una vez se quedó abierto el micrófono y se me ocurrió decirle a un colega que estaba en control “seño, ¿puedo ir a hacer pis?”. Hay anécdotas que son de risas y otras que son errores.
A pesar de su completa trayectoria profesional,
asegura que aún le queda mucho por hacer
como «el programa de esta misma tarde»
P. ¿Qué le diferencia del resto de comunicadores?
R. Habría que preguntárselo a otros comunicadores o a los oyentes. Sinceramente, yo creo que es la naturalidad. El tono de normalidad y coloquialidad es clave para el oyente. El parecer que estás hablando con él de tú a tú.
P. ¿Ha tenido desde joven algún comunicador como referente?
R. Ahora mismo, sin duda, es Carlos Herrera. Y Manolo Lamas por la manera en la que hace deporte. De pequeño estaba enganchado a la radio con Iñaki Gabilondo. Y con quien más trabajé y de quien más aprendí, cuando menos sabía del oficio, fue con Fermín Bocos.
P. ¿Cómo se prepara su programa de radio?
R. Con la ayuda de mucho equipo. Desde primera hora de la mañana, se van viendo los diferentes temas del día y se preparan las diferentes secciones. Y además, con muchos días de antelación. Estamos preparando viajes y operaciones especiales para dentro de 15 días, 3 meses..
P. En relación a temas candentes, como la guerra Rusia-Ucrania, la inflación, la crisis del Gobierno…, ¿hasta qué punto un periodista puede hablar con total libertad?
R. Tengo la suerte de que no me suelen poner cortapisas. La libertad es la que te marques tú, podría fijarla en la educación. Y a partir de ahí, yo no tengo problema en decir, prácticamente, todo.
P. Ángel, ¿cuántas veces ha tenido que morderse la lengua?
R. Todos los días, muchas, incontables.
P. ¿Qué hacemos con la superabundancia informativa para que sea favorable a la ciudadanía?
R. Estar lo más preparados posibles para tener espíritu crítico, para saber distinguir entre lo que es verdad y lo que es mentira. Es complicado, y más en una era en la que se obtiene información a través de la tele, la radio, las redes sociales. Hay que intentar ser frío, crítico y plural. Eso sería lo ideal.
Creo que mi éxito radica en el tono natural
y la coloquialidad, que el oyente perciba
que estoy hablando con él, de tú a tú
P. ¿Alguna vez ha caído en alguna fake new?
R. No es que haya caído, es que no queda otra. No es tanto que la fuente se equivoque o que yo lo haga mal, eso forma parte de los errores humanos. En los últimos años, hemos informado sobre la cifra de muertos por Covid y era mentira. Desde las fuentes oficiales se nos ha dicho que hay 105.000 muertos, pero pueden ir por 160.000. Ha sido una manipulación que nos han colado durante mucho tiempo, hasta que empezamos a investigar.
P. Hablando de radio, ¿qué piensa sobre que la línea entre lo auditivo y lo audiovisual se esté traspasando?
R. Es un complemento. La radio es una cosa y la televisión es otra. Los experimentos que se han hecho de hacer televisión grabando una tertulia de radio no han funcionado. Otra cosa es que yo tenga a un político, como hace poco tuve a Javier Solana con la movida de la OTAN, y que se retransmita en streaming para que ese podcast se pueda oír cuando cada uno quiera. Eso sí, en un programa de televisión puedes meter audios de la radio y un programa de radio puede tener como complemento una sesión grabada. Pero son cosas distintas.
P. Según el EGM, la radio es el medio menos consumido por los jóvenes. ¿Qué le falta a la radio para conectar con ellos?
R. Esto se empieza a ver con la aparición de otras maneras de escuchar música. En mi época ponías la radio para oír lo que te gustaba. Ahora, tienes tu playlist en el teléfono. Esa es la diferencia. Las tecnologías y la manera de poner música han cambiado.
P. ¿Qué le falta por hacer en su carrera como periodista?
R. Mucho. El programa de esta tarde, el de la semana que viene, el próximo viaje, la mejor operación especial que podamos hacer. Esto no para nunca. Si escribo una columna, me falta la mejor columna posible. Y así sucesivamente. En este oficio nunca se para de aprender y crecer.